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Mostrando las entradas de octubre, 2024

"Las niñas corremos" Mediadora del PNSL Mixtli Zan Panoli / Nuevo León

LAS NIÑAS CORREMOS   Español / Nuevo León Mediadora del pnsl Mixtli Zan Panoli   Las niñas corremos mucho, corremos lueguito que dejamos de gatear, corremos porque sentimos un pellizco que no sabemos nombrar, pero sí sabemos sentir. El pellizco sale caminando de las grietas de nuestros hogares, sale caminando en el sol que quema nuestras cabezas por las calles y en la sopa diluida que deja mamá. También sale en el frío de nuestras ropas y, a veces, en el cansancio de los dedos de nuestros padres; y, mientras el pellizco camina, nosotras empezamos a correr. En los últimos veranos de nuestra infancia, cuando los ojos y las manos crecen, cuando el cabello es más largo y nuestra cara se aleja más del piso, el pellizco sale caminando de la boca de los adultos que nos miran con lástima, con burla o con desprecio. El pellizco se presenta, nos dice que se llama pobreza , y desde entonces las niñas empezamos a correr diferente. Así nos enteramos de que los pellizcos en el corazón,

"Los higos", Lucía Valdés Flores / Durango

"Los higos" Lucía Valdez Flores.  Traducción al español: Lucía Valdez Flores Durango Dicen que éstos eran dos amigos muy pobres, que vivían de lo que robaban por las calles y de lo que encontraban en los basureros de los mercados. Un día que no habían podido agarrar nada, iban pasando por una casa, cuando divisaron una higuera cargada de higos maduros y decidieron entrar y subirse al árbol. Luego de un rato, ya que estaban llenando los morrales, la dueña de la higuera los vio y comenzó a gritar: —¡Unos rateros! ¡Policía! ¡Policía! Y éstos bajaron de la higuera a toda carrera. Lograron correr y correr por la calle, lo que les ayudó para esconderse en un panteón, ya que vieron entre abierta la puerta. Ahí, en una lápida, se sentaron para ver cuántos higos habían cortado, pero no sabían la numeración y empezaron: —Uno para ti, otro para mí; uno para ti, otro para mí. —Y así sucesivamente. Para esto, iba pasando por ahí un borracho. Cuando escuchó voces que provenían del panteón,

"Leyenda de la serpiente", Francisco Albino Aguirre / Chihuahua

"Leyenda de la serpiente" Francisco Albino Aguirre Español Chihuahua Hace mucho tiempo cuentan que vieron llegar una estrella muy brillante y bajar desde lo más alto de la sierra tarahumara hasta la parte más baja. Una vez que descendió, se convirtió en serpiente y se acurrucó bajo el barranco, convirtiéndose en el primer manantial que existió. Hay lugares en los que cuentan que Onorúame (dios) lo puso allí y lo llamó Bajísuli (serpiente que cuida el agua). Por ello, en un manantial de ésos no se podía lavar ropa, preparar nixtamal, cortar árboles ni lavar las manos; tampoco se podía tomar agua sin pedir permiso. Existen diferentes tipos de manantiales: hay lugares donde se aparece una mujer, mientras que en otros se aparece Onorúame al anochecer; hay partes donde se aparece el hombre, y otras, donde está el aire, sale más agua. En todos estos lugares se dice que es la serpiente la que se puede convertir o transformarse. Hoy en día se dice que el aguaje tiene que ser respetad

"Los ojos del corazón de Jacinto", Mediadora del PNSL Alejandra Estrella (Alejandra Murillo Miranda)

Los ojos del corazón de Jacinto Español Mediadora del PNSL Alejandra Estrella (Alejandra Murillo Miranda) Mi corazón palpita cada noche al mirar las estrellas, al escuchar la sinfonía de los grillos, cuando llega a mí el aroma del galán de noche, esa flor que expande su aroma cuando se mete el sol. Y al despertar mis ojos se maravillan con los colores de la mañana, con el dulce sabor de la comida, con mi abuela en la cocina preparando un rico pastel acompañado con una taza de chocolate. Soy Jacinto, tengo doce años y cuando salgo de la escuela me voy con mi padre a trabajar de cargador en el panteón. Él es el administrador y se encarga de todo el orden, de que las tumbas estén limpias y de que siempre haya flores. A pesar de mi corta edad, he visto el dolor de la gente al despedir a sus seres queridos y eso me hace valorar a las personas que están vivas, a mi familia y a mis amigos. Los domingos vamos a visitar a mis abuelos paternos. A mi abuelo Joaquín le gusta pintar macetas para ja

"El cerro Postectitla", Texto basado en el relato de Estanislao Bautista Osorio. Español / Moisés Bautista Cruz

El cerro Postectitla Español Moisés Bautista Cruz En el año de 1949, durante el mes de julio, cuando yo tenía catorce años, de pronto el cerro de Postectitla ardió en llamas; duró ocho días quemándose. Lo que originó el fuego fue un rayo que cayó después de que relampagueó muy fuerte, y de ahí brotó una piedra grande en forma de brasa. Mientras avanzaba y se extendía el fuego iban apareciendo más piedras en forma de brasa. Lo curioso fue que, al llegar a cierta extensión, dejó de avanzar, pero no se apagó. La gente empezó a gritar y a correr, y los señores que andaban trabajando allá agarraron sus cosas y empezaron a bajar porque tenían miedo de que el fuego los alcanzara. Los habitantes se reunieron pronto para encontrar soluciones y acabar con el fuego; los primeros fueron los hermanos, quienes hicieron una oración, pero no funcionó; luego los catequistas oraron y tampoco sirvió; vino el padre y ofreció una misa, pero nada de eso valió porque el fuego no se apagaba. Toda la gente est

GANOKO. Francisco Albino Aguirre Traducción al ralámuli (tarahumara):Mediadora del PNSL Sewá Morales Moreno

GANOKO Español Francisco Albino Aguirre Cuentan en toda la sierra tarahumara que hace mucho había unos hombres gigantes y muy fuertes que podían arrancar los pinos como si fueran hierbas de las parcelas, de manera muy fácil. Vivían en cuevas, donde se dice que guardaban a algunas mujeres que robaban de las casas en aquel tiempo y, aunque eran trabajadores, comían bebes recién nacidos y mataban a mujeres embarazadas para quitarles a sus bebés y alimentarse. Por eso, llegaron a ser odiados por los hombres normales y empezaron a extinguirse. Un ganoko de los sobrevivientes habitaba en una cueva de la comunidad; era como un hombre normal que también hablaba y entendía bien, y siempre se vestía con una manta muy larga, como de tres metros. Como era muy trabajador y todo lo hacía fácil, las perso- nas lo invitaban a trabajar: él preparaba las tierras y también ayudaba a hacer cercos de piedras grandes, aunque seguía con las costumbres de los de su especie, por lo que la gente lo consideraba